La ambición proviene de la mente te puede servir para conseguir bonitos castillos y caballos. Sin embargo, sólo la ambición que proviene del corazón puede darte, además, la felicidad. La ambición del corazón es pura. No compite con nadie y no hace daño a nadie. De hecho, le sirve a uno de tal manera que sirve a otros al mismo tiempo.
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